"Te escribo en mi mente hasta las tantas" me repito de vez en cuando inducido por la anestesia... creo que a veces, tratando de engañar al señor sugestión, cojo prestada su caja de analgésicos y los devoro sin mesura, como si fuera la mayor anarquía que su propia mente pudiera permitirse.
Quiero analizar cada rincón de esa pequeña habitación con las paredes de su propia fachada, como una analogía entre pintores o algo así, tal vez un cuadro o un recuerdo de lo que nos repiten cada día como "vida sana". Creo, que a veces conviene bajar todas las lunas (evitar los lunes, pues son sólo para lunáticas) para todas las princesas que una vez prefiriesen una rana antes que un pseudohumano con sus pequeñas y vanas pretensiones. ¿No parece como una demagogia y escenografía que sobra?
Por la mañana, después de pasar toda la noche con ella, no se encuentra entre ninguna de las sábanas, hago café para mí y para el que con un aire de dejadez, lo deja todo y te incita, tal vez a un desmadre a la americana pensando en que, bueno, igual es posible que alguna semana se deje ver ese pequeño momento de "Nirvana".
