Subí a la azotea, como cada día... primero un peldaño, luego otro, y otro y al final atravieso la puerta para estrellarme con el cielo nocturo. Llevaba una manta para compartir contigo, he estado esperandote mirando a esa esfera siempre tan blanca... quería darte la bienvenida con un gesto, un movimiento, unas palabras especiales, una mirada cómplice... quería darte la bienvenida con todo esto a la vez. Tantas noches buscandote y nunca has aparecido... pero, esa noche... la luna se tornó de color rojo... sé que debía de significar algo, cualquier cosa relacionada contigo, porque al fin y al cabo os pareceis... son cosas especiales que ocurren cada mucho tiempo.
Una hoguera, buenos amigos, el sonido de las olas, buena música, una noche estrellada, buena comida,.... todo parece perfecto... para mí no lo fue... está bien, fue una gran noche, para recordar... pero no estabas tú. De alguna manera trataba de imaginar cada momento acompañado de ti, pasear por la playa a altas horas de la madrugada no está nada mal...
La ventana seguirá abierta cada noche esperando que entres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario