martes, 7 de febrero de 2012

Es la almohada quien me escucha más no puedo abrazarme



Veo estas cuatro paredes como el principio del videoclip "Enciendan las luces" de Jotanjota. De la misma manera que fluye ese "flow" concreto, este Matrix del que tanto hablo transcurre en un 70 BPM. Como lo voy a llamar esta vez... Cómo voy a llamar a esa figura de la que escribo tan a menudo.

La canción que ahora viene a mi mente es el opuesto titular a esta. Un día esa canción fue acertada, puede que lo siga siendo pero en ocasiones se muy bien que es todo lo contrario. Me pregunto, tras un análisis mental, si he sido yo quien en realidad ha contrastado con esa forma de pensar, de actuar, de ser. Se bien lo que detesto de este Matrix y no es más que esa insoportable escasez de transmisión. A veces las palabras son tesoros y, en otras ocasiones, son brillos tan oscuros definidos por su diminuta ausencia.

Mi visión es el fallo de la translucided, es una obsesión y nerviosismo por expulsar el diario mental de las catastróficas desdichas del yo. El deseo de ver una sonrisa, de ver lo que más aprecia de su propio Matrix es lo que mantiene las 77 vidas. Es tan magnánimo que altera los estados de binomio, de "ying y yang", de caos y orden, de tristeza y alegría.

Veo tu cielo gris, veo la pérdida de eso tan mágico que causa hemorragias y nostalgia en el recuerdo. Mis idealismos actúan directamente, mi propio cielo está repleto de paraninfos que anuncian tu llegada (La felicidad). Esconder tantas cosas en un mensaje tan claro en el propio pensamiento es ,en resumen, horrible.

Las imágenes forman parte de la predilección que suelo soñar, las imágenes de esos sueños son todo lo que quiero que sea real. Dije que sería buen actor, no por mis dotes interpretativas, simplemente soy un actor enmascarado, curtido a través de toda (tanta) esta experiencia. Como un grano de maiz se convierte en palomita, es una pequeña explosión interior.

Lo real es perfecto y frente a eso, es inevitable enfrentarse al hecho de no poder abrir la ventana y ver lo que necesitas ver, oir lo que necesitas oir, estar cerca de lo que quieres estar, sentir lo que sabes que necesitas sentir. Lo absurdo baña por completo el espejo, esa imagen de belleza exterior se ha distorsionado, las preguntas acechan la verdad incansablemente. La duda sobre el propio yo exterior es una cuestión obsesiva e innecesaria (dos conceptos que no casan).

A ojos de esta sociedad... de todas esas creencias e influencias adquiridas por aprendizaje involuntario, como es uno mismo? Platón indagó sobre la idea de belleza como algo incompresinble para la mayoría de los mortales... entonces, si reduzco el cerco a una sola persona para que la pregunta tenga sentido... Como soy para ella? el gusto no da la respuesta. Una idea tras otra tampoco.

Creo que al despertarme, te voy a echar de menos.




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