Puedo recordar, amplificar el sonido de esa figura que llenaba tantos vasos vacíos. Escapa, el sonido en un vaso de cristal huye y cambia de color cuando el primer atisbo de lejanía es patente. Puedo probar el sabor de un lugar recóndito y oscuro en mi cerebro, la conciencia de que existe tiene consecuencias luminosas. Pasado, un trozo de sonrisas que no son más que escritos y papeles.
El mundo volvióse una copia imaginativa de barro de otro. Se creó un mundo a escala, las ideas podían percibirse, lo que uno pensaba se hacía realidad, contemplaba con admiración esa sonrisa. Lo convirtió en una base de la que partir, sin remos pero muy sólida. Puedes llamarlo tesoro.
Es ese pequeño tesoro el que puede hacerte abrir los ojos cada mañana, mantener una lucha con el odio que llevas dentro y olvidar la venganza. Se pueden detener los ciclos, solo tienes que querer. La voluntad es el arma que puedes desenfundar para olvidar y enseñar como se hace. Todos aprendemos de todos, que el entorno social es un aprendizaje no es más que un simple hecho irrevocable.
El deseo viene de querer ser recordado, se antepone el deseo de ser considerado como escoria y predomina la imagen mental de una sonrisa. La genialidad es la meta, la ética interviene de manera directa y la visión que queremos alcanzar es la de aquellos a quienes nosotros vemos como héroes, héroes desconocidos. La paciencia es un éxito rotundo, el apoyo es necesario, las metas son superaciones y ambiciones para obtener beneficios.
En este caso, todos actuamos como nuestros propios líderes, con coherencia, inteligencia y lógica. Puedes levantarte cada mañana con una sonrisa si así lo deseas, la práctica hace al maestro.
Como he oido recientemente "Tenemos mucho que aprender de nuestros mayores, mi abuela lleva 83 años feliz"
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